En el otoño de la vida, el cuerpo de la mujer cambia y debe aceptarlo. Es un período altamente emocional que alcanza particularmente sentimientos vinculados al hecho de estar aún deseable y sobre todo amada y deseada.
Puede que hagas un balance de tu vida y puedes tener pesares por no haber hecho esto o aquello, tener la sensación de no haber aprovechado plenamente la vida. En la primera mitad de tu vida, generalmente llamada “período activo”, estas en la acción, “haces”, procreas, creas, construyes. Es tu lado racional, activo organizador, también conocido como tu lado masculino, o “Yang”, que predomina. Pero, ahora, te sientes disminuida y puedes querer seguir todas tus “tareas” domésticas y tareas sociales en vez de dejar brotar tu feminidad, tu dulzura, tu creatividad que pertenecen al lado femenino, Yin.
Los calores/fogonazos que experimentas en la menopausia manifiestan un conflicto interior y tu lado femenino se hace “ahogar” por estos síntomas que provocan tu lado masculino. La única manera eficaz de hacerlos desaparecer consiste en recuperar la mujer útil, experimentada y llena de sabiduría porque tu testarudez a no seguir la corriente de la vida podrá transformarse en un dolor de cabeza o migraña. Aunque no sea procreadora, necesitas hallar tu dirección espiritual. Necesitas encontrar a la Mujer en ti. Es un poco cómo durante la jubilación: ahora tengo tiempo de trabajar con total libertad, elaborar planes, otros retos. Descubro un nuevo sentido a las palabras “Libertad” e “Individualidad”, permitiéndome renacer a una nueva vida. Mi atención está ahora llevada sobre mí y sobre mi cónyuge (si lo hay) en vez de estar únicamente sobre los hijos (en muchos casos) y la familia. Descubro una nueva razón de vivir. Es un poco como un empezar de nuevo, puedo hacer cosas que me gustan y que elegí. El temor a envejecer puede hacerse más presente y real. Incluso inconscientemente, puedo hacer reaparecer menstruaciones para ayudarme a volver al pasado y a “engancharme” a una juventud física ya desaparecida. Es pues importante que acepte y que haga el luto de mi juventud para vivir plenamente el momento presente. Acepto las transformaciones que se producen, tanto en mi cuerpo como en mi vida interior, espiritual así como mi vida social y familiar. Vivo en la simplicidad. Saboreo cada momento y tengo el poder de crear mi vida, merced a todas las experiencias que viví hasta ahora y que hacen que posee una sabiduría y un tesoro extraordinarios.
Rosa Puerto